Descubriendo mi talento musical
Recientes estudios en el campo de la neurociencia y la genética hablan de una interacción entre varios genes diferentes que podrían dar como resultado la aptitud musical. A eso hay que sumarle la experiencia que pueda tener el niño a una edad temprana para que así saque partido a ese potencial.
Lo que esas experiencias hacen es desarrollar tres aspectos del cerebro: la red de procesamiento auditivo; la corteza motora y la red de procesamiento visual, (que es un precursor del aprendizaje de idiomas). Lo que estas experiencias hacen es preparar el cerebro para enfrentar el siguiente reto del talento musical: aprender a tocar un instrumento musical.
Para que un estudiante tenga la disciplina de practicar la mayoría de los días de la semana durante años o para afrontar emocionalmente que la mejora puede ser muy lenta y que debe seguir esforzándose, tiene que trabajar la perseverancia, el control emocional, el análisis lógico o la flexibilidad entre otros aspectos.
En definitiva, en lugar de pensar “¡Qué talento!”, es mejor pensar cómo esa persona ha mejorado sus condiciones a través del trabajo duro, la dedicación, la perseverancia y la determinación.
Todo esto lo demuestra nuestra estudiante María Fernanda Mechán Calcina de Quinto Grado, para muestra un botón, los invitamos a ver el siguiente video.