#ViernesSinBarreras: Una mirada a los orígenes de la Inclusión

 

Una mirada a los orígenes de  la Inclusión

Hace poco celebramos en nuestro colegio el Día Mundial del Síndrome de Down y por tal motivo, nos unimos a la “Campaña de las Medias Disparejas”. Ese día todos llegamos con mucha alegría y entusiasmo mostrando nuestras medias de diferentes colores con el fin de promover el respeto por los niños y jóvenes con esta condición. 

Actualmente, por normativa estatal, todos los colegios regulares del Perú son inclusivos. Pero, ¿Cómo es que tiene su orígen la inclusión en las escuelas?. Esta iniciativa nace en el año 1597, en España, con un personaje que marca sus inicios en la escuela: San José de Calasanz, sacerdote, pedagogo y santo español, quien movido por la compasión hacia los niños pobres y abandonados de su tiempo, fundó las “Escuelas Pías de los Padres Escolapios”.

Estas escuelas centraban sus ideas educativas en el respeto por la personalidad de cada estudiante, tratando de acompañarlos y servirlos, considerando las necesidades intelectuales, físicas y espirituales de los niños y jóvenes que tenía bajo su cuidado, viendo en ellos la imagen de Cristo.

Siguiendo el ejemplo de este santo, con el transcurrir del tiempo en diversos países, se fueron generando políticas que favorecen la Educación Inclusiva, brindando espacios adecuados a los niños con alguna discapacidad, no sólo para socializar con otros niños, sino para recibir una enseñanza que les permita desarrollarse integralmente a través de una educación de calidad, que propicie el máximo desarrollo posible de sus propias potencialidades.

San José de Calasanz es un referente muy importante en la educación inclusiva, sugiere que un colegio debe disponer de docentes y directivos con preparación didáctica, valores y ética, pero sobre todo con un elemento muy importante: el compromiso, porque no solo se educa con la cabeza, sino también con el corazón.

Sin embargo, es necesario recalcar, que el referente de inclusión más importante para la humanidad es Dios, tal como dice el Papa Francisco: “Dios no excluye a nadie y quiere que cada uno alcance su plenitud”.  Él es el maestro del amor, que integra, incluye y acoge a todos sin distinción alguna y lo hace todos los días, aceptándonos tal y como somos,  recibiendo nuestras flaquezas y debilidades, nuestras enfermedades y miserias, para sanarnos, restaurarnos y ayudarnos a ser mejores.

Que cada día en nuestra misión de educadores católicos podamos seguir el ejemplo de San José de Calasanz y del maestro por excelencia, Cristo, que acogió a todos para salvarnos, enseñándonos la pedagogía del Amor.

Lic. Iris Alvizuri Rodríguez

Coordinadora de Pastoral D.A.D.